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Guatemala: Editorial Cholsamaj y Plumsock Mesoamerican Studies, 2001. Traducción de María Cristina Vidal Lorenzo y Eddy H. Gaytán. xvi + 223 págs. Mapas, figuras, fotografías, cuadros, glosario, bibliografía e índice. ISBN 0-910443-18-1.
Q75.00
Resumen
Este volumen ofrece un estudio etnohistórico de los Kaqchikeles, un grupo lingüístico Maya del altiplano guatemalteco. Robert Hill, se apoya en documentos de archivo para elaborar una detallada reconstrucción del desarrollo histórico de la cultura Kaqchikel a lo largo del siglo XVII (1600–1700). Esta metodología permite al autor identificar patrones y procesos de cambio a largo plazo que los análisis sincrónicos a menudo no logran detectar.
El objetivo principal del libro es aportar al conocimiento histórico y etnográfico del pueblo Kaqchikel, un grupo indígena mesoamericano que se ha caracterizado por su gran tenacidad y capacidad de adaptación a pesar de su larga historia de subordinación y penuria desde la conquista española hasta el presente. Al decir del autor, “el hecho de que los Kaqchikeles todavía estén con nosotros (en un número de medio millón) es un testimonio claro de la tenacidad y el éxito de sus antepasados”.
La conquista española afectó de manera profunda la forma de vida y las estructuras sociales, económicas y políticas de los Kaqchikeles. Entre las múltiples presiones a que estuvieron sujetos destacan las enfermedades europeas, las cuales ocasionaron estragos sin precedente, la conversión forzada al catolicismo, las cargas tributarias, los nuevos sistemas de asentamiento así como de organización política. Con todo, los Kaqchikeles, haciendo alarde de fortitud física y emocional, lograron sobrevivir tales presiones y mantener su identidad cultural hasta el presente. Hill describe y analiza todos estos procesos desde una perspectiva global, tratando la experiencia Kaqchikel en el contexto de la expansión europea durante los últimos 500 años, en particular la construcción del imperio español en América, y la experiencia histórica de otros pueblos indígenas alrededor del mundo, quienes han tenido que afrontar adversidades similares. Según el autor, “los Kaqchikeles del siglo XVI ayudan a ilustrar la dinámica cultural de toda una era y proporcionan una perspectiva importante sobre el comportamiento y la capacidad de recuperación de los humanos en general”.
El libro se compone de diez capítulos en los cuales se examina la historia Kaqchikel antes, durante y después de la conquista española, así como las estructuras sociales, los sistemas de asentamiento, la tenencia de la tierra, las condiciones materiales de vida, las prácticas y creencias religiosas, las cargas tributarias y laborales, las estrategias de resistencia en contra del sistema colonial y los patrones de la vida cotidiana.
El último capítulo resume las conclusiones y declara que el esfuerzo por hispanizar a los Kaqchikeles fracasó, un hecho ya evidente al concluir el siglo XVII. Todo parece indicar, por ejemplo, que la inmensa mayoría de los Kaqchikeles no aprendieron el castellano y continuaron usando y reproduciendo su propia lengua. Sólo unos cuantos funcionarios indígenas asimilaron de manera muy superficial ciertos aspectos de la lengua. De igual modo, la campaña evangelizadora que pretendía convertir a los indígenas al catolicismo no fructificó. Los Kaqchikeles se limitaron a incorporar algunos aspectos de la doctrina y teología cristianas a sus tradicionales creencias y prácticas, las cuales han persistido hasta el presente.
Fue en el ámbito de la tecnología, dice Hill, donde el impacto de la colonización española más se dejó sentir. Pero se insiste en que los Kaqchikeles mismos controlaron dicho proceso de asimilación, eligiendo los elementos y prácticas que juzgaban más beneficiosas y descartando las que no lo eran. Entre estos se destacan la siderúrgica, la cría de ganado para el consumo y el transporte, los cultivos comerciales como el trigo y la caña de azúcar y la escritura. Otra área que experimentó cambios substanciales fue la administración y gobierno civil. El sistema de asentamiento en pueblos, los cabildos, las cajas y los cargos municipales, todas instituciones introducidas por los españoles, se convirtieron en aspectos importantes de la cultura Kaqchikel. Sin embargo, la manera como los Kaqchikeles asimilaron estas instituciones no fue exactamente como los españoles deseaban. Cada una de estas instituciones se desarrolló en forma sui géneris, combinando elementos europeos con los indígenas.
En resumen, los Kaqchikeles de la época colonial se diferenciaban en muchos aspectos de sus antepasados de la preconquista. Pero la mayoría de estas diferencias eran de índole bastante superficial. Habían tomado prestados (o fueron obligados a ello) muchos elementos de la cultura española, pero los habían incorporado como juzgaron conveniente, a menudo basándose en principios y prácticas tradicionales para hacerlo.
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